¿Qué se rompe cuando algo se rompe? Esta pregunta es clave a la hora de crear “desde la fractura”, como suelo referirme a mi práctica artística.
Trabajo principalmente con objetos cotidianos como botellas de vidrio, copas y la vajilla, asumiendo también la responsabilidad de provocar su ruptura. Una fractura se convierte en una posibilidad de dar un propósito a aquello que ha dejado de tener sentido.
Por un lado, es una manera de aceptar que todo está llamado a romperse, de observar la fragilidad y vulnerabilidad de cuanto nos rodea, incluyéndonos. Por otro, una forma de reparar un daño, de perder el miedo a que algo se quiebre, de reconciliarse con lo roto y de apreciar lo imperfecto.
Quizás todo esto se resume en la necesidad de romper para otorgar otra oportunidad de ser.