Javier Santurtún Leániz
“Puede darse una peculiar y elemental ambición: que, sin disimular su precariedad, lo material desvele la intrínseca espiritualidad que contiene, ofreciendo un modo de presencia sorprendente y nuevo; que se manifieste con un saber estar sincero y llano, sin complejos, para que alguien se detenga, aquí y ahora, …y se alegre. Redimir la materia, detenerse a contemplarla, enamorarse. Comprender que todo -hasta lo más inviable- encierra en sí una virtud: ser el espejo donde el hombre se encuentra consigo mismo.”
Editado en diciembre de 1998, el texto precedente es uno de los muchos que he escrito presentando mis exposiciones o reflexionando sobre mi trabajo.
No puedo dejar de mencionar, al mismo tiempo, que el ambiente fabril e industrial en el que he nacido y vivido –y la obra de determinados artistas que lo interpretaron antes que yo- tienen una presencia importante y muy frecuente en mis obras, desde los inicios.