El arte de modelar, esculpir y cincelar, entre otras técnicas, se ha asimilado dentro de las ciudades con tal rapidez que dentro de una villa repleta de ellas la admiración ha perdido la batalla. Los viandantes ya no tornan su mirada hacia estas piezas, que tanto mimo, esfuerzo y significado han puesto sus creadores. Pasan tan desapercibidos que, como comenta la vicepresidenta de la asociación de escultores vascos, Uxue Lasa, «hay gente que no sabe que Tolosa tiene un Chillida»: ‘La ventana de Lizardi’ está en el Parque de la Memoria, homenaje al poeta Xabier Lizardi.
Buscando ese reencuentro con las personas de a pie y rememorando aquellas exposiciones culturales en la localidad de la mano de Lizardi Elkartea o el CIT, junto con el Ayuntamiento de Tolosa y el festival Azken Muga han puesto en marcha una muestra en el palacio Aranburu con esculturas de más de cien artistas vascos. Y sumando: «ya somos ciento diez, cada día nos traen una nueva», afirma la también escultora.
Un movimiento surgido de un pequeño espacio en Azken Muga, el festival de arte y cultura que se celebra en Zarate, en la sierra de Aralar, que se ha convertido en un escaparate codiciado por expositores de la fortaleza en la unión de los creadores, recordando aquella ‘La Indiscrimada’ de Barakaldo.
Decenas y decenas de obras de diferentes tamaños y estilos, con un 21% de ellas hechas por mujeres. Todos con un mismo espíritu: acercar las esculturas a los jóvenes –en el colegio Uzturpe de Ibarra están impartiendo talleres creando sus propias obras–, visibilizar el trabajo que realizan y soltar a la población de ese miedo a interpretar una pieza sin conocer el arte. «La gente es mucho más sabia de lo que se cree, aunque no hayan estudiado sobre eso. A veces parece que para ver arte tenemos que entenderlo, y muchas veces es ir y disfrutar de lo que hay, sin complejos», señala Lasa.
Con esta reivindicación de la escultura también se está logrando que la variedad de formatos y artistas dé vínculos entre creadores que no se conocían, para aprender «de los que ya tienen experiencia» e incluso exponer juntos en un futuro. «Es algo que se está contagiando. Al principio había gente que no veía muy claro cómo era la idea y al final se están animando», explica. Muchos de ellos habrán sido influenciados por Chillida u Oteiza, pero a ‘Gaurko euskal eskultura’ traen novedades en cuestión de materiales con una mirada más actual. «Aquí ha habido una época en la que se ha usado mucho la madera, la piedra y el metal. Ahora estamos viendo que los artistas están metiendo más color, con diferentes materiales», democratizando el trabajo del escultor, apunta.
Pero no todo se reduce a la exposición de esculturas en este ‘Gaurko euskal eskultura’. El próximo día 20 habrá una visita guiada a las 19.00 para conocer los entresijos de este noble arte y el 1 de junio una conferencia a las 19.00 sobre ‘Tolosa y la escultura, homenaje a Antxon Elosegi’ de la mano de Rikardo Ugarte. Para terminar con la muestra, el día 4 se dará una sesión de encuentro y debate con seis escultores a las 18.00 horas. «Hablaremos sobre la situación actual, de cómo podríamos encaminar el proyecto para seguir adelante y de cómo vender las piezas», afirma Uxue Lasa.
La expuesta en el palacio Aranburu forma parte de una muestra que abarca también las existentes en Hazparne, en el Edificio Ilgner de Barakaldo y la mostrada hasta ayer en Ibarra, ‘Irribartea’. Podrá visitarse hasta el 4 de junio de lunes a sábado de 17.30 a 20.30 horas, pero tal vez algún municipio de Tolosaldea albergue una futura exhibición. «Muchos ayuntamientos pequeños nos han llamado entusiasmados con la idea. De momento pasaremos a Amorebieta y Lizarra», indica la vicepresidenta de los escultores vascos. Una oportunidad ideal para observar la creatividad de estos escultores y valorar el trabajo presente en las calles.
Fuente: Diario Vasco
